Este es un tema que genera opiniones encontradas. Basta con pasarse por foros o leer artículos como este en Internet para comprobarlo. Sus detractores lo consideran un gasto innecesario que reduce la calidad, aunque hay más fotógrafos a favor que en contra. Por experiencia, es algo que considero necesario y voy a explicarte por qué.
A diferencia de otros filtros, como los polarizadores, un UV es un simple cristal transparente que te aporta protección. Empecé a utilizar este tipo de filtros cuando me llevé un buen susto nada más comprar el Canon EF-S 17-85mm f/4-5.6 IS, un objetivo que, dicho sea de paso, nunca me ha dado el rendimiento que esperaba. Al fotografiar una carrera de motocross, en la que creía estar lo suficientemente lejos para no tener problemas por algún impacto, el frontal de mi lente recibió un golpe que dejó una pequeña marca. Por suerte, se produjo tan cerca del borde que no afecta a mis fotografías, pero fue un aviso.
Desde entonces siempre he utilizado filtros ultravioleta. Es lo primero que compré después de hacerme con mi siguiente objetivo, que era de la serie L.
1. ¿Qué hacen los filtros UV?
Su función consiste en salvaguardar la lente de golpes, humedad y suciedad. Sufren todo el desgaste que, sin este elemento, repercutiría por el uso o de un modo accidental en el frontal del objetivo.
En las cámaras antiguas proporcionaban protección frente a la luz ultravioleta, de ahí su denominación. Sin embargo, en las digitales esto ya no es necesario, pues integran su propio filtro UV. De modo que no tienen efecto alguno en este aspecto.
2. ¿Reducen la calidad?
Depende del filtro. Si es malo sí se va a notar algo, pero si su calidad es buena es difícil apreciar la diferencia en cuanto a luminosidad, nitidez o contraste, incluso si editas fotografías con frecuencia y tienes agudizada la percepción. La protección que ofrecen compensa con creces una pérdida ínfima en cualquier objetivo, aunque sea de gama alta. En ese caso están incluso más justificados, pues tienes una inversión más alta que proteger.
Pueden producirse más problemas con los destellos y fantasmas. El rendimiento ahí nuevamente depende del filtro y, en concreto, de los recubrimientos que tenga para reducir estas luces parásitas. Los fabricantes de lentes incorporan revestimientos que las aminoran en mayor o menor medida. Con un ultravioleta, en determinadas situaciones como al recibir la luz de una farola, este efecto es algo mayor. En tales casos puedes probar a quitarlo, pero con un buen filtro no me parece algo preocupante y yo prefiero dejarlo.
Es recomendable, eso sí, utilizar un parasol. Ten en cuenta que la incidencia del sol es mayor en este tipo de filtro y en cualquier otro, al estar situado más al exterior que el frontal.
3. Evita que se cumpla la ley de Murphy
Algunos fotógrafos contrarios al uso de filtros ultravioleta consideran que el uso del parasol o de la tapa brinda la suficiente protección. Es cierto que el parasol te quita muchos golpes, pero no todos. Si te salta una china, como a mí en aquella carrera de motocross, aunque tengas el parasol es bastante probable que se cumpla la ley de Murphy. Además, por la noche yo prefiero colocar el parasol en posición invertida o directamente lo quito.
Aunque utilices la tapa, algo que es recomendable, pasas mucho tiempo sin ella. Hay partículas en suspensión que no vemos o gotas de lluvia que pueden aparecer de pronto. Si estás en una playa con viento, el sellado que te da un filtro es muy valioso. Y si tienes que estar constantemente limpiando la superficie, mejor que sea la del filtro.
También es preferible que se raye o rompa un filtro de unos euros que tener que reparar un objetivo. Hace unos años, con mi EF-S 17-85mm f/4-5.6 IS tuve otro contratiempo cuando se le rompió la pieza que regula el zoom y solo me permitía disparar a 17 mm. Ahí fue donde comprobé que los precios de las reparaciones son para echarse a temblar, tanto que incluso tal vez no te compense el arreglo. Por suerte, la habilidad de mi padre, junto con un tutorial que encontró en Internet y una pieza de repuesto en eBay devolvieron la lente a su estado original. Pero es una sensación extraña ver todas las piezas de tu objetivo esparcidas en una mesa. Si me pasa con una lente de la serie L, me hubiese quitado el sueño o, casi peor aún, hubiese tenido pesadillas.
4. ¿Cuáles son los mejores filtros ultravioleta?
Si tienes un objetivo que te ha costado más de mil o dos mil euros no puedes ponerle cualquier filtro. Es fundamental la calidad y, en ese sentido, las mejores marcas son Hoya y B+W. De esta última tengo un polarizador con el que estoy especialmente contento. Como en cualquier filtro, sea del tipo que sea, a medida que aumenta el diámetro lo hace el precio.
Si lo que buscas es la mejor relación calidad-precio, Gobe y Urth son dos marcas con muy buenas opiniones entre sus usuarios que, justo por eso, están entre las más vendidas.
5. Un seguro a largo plazo
Los filtros UV te ayudan a mantener tus lentes libres de arañazos y en un buen estado durante muchos años. Con el precio que tienen los objetivos no es para estar cambiando cada dos por tres.
En la única lente donde no utilizo un UV es una fija de 50 mm que apenas uso. Y en el caso de que, por ejemplo, utilices un objetivo en un estudio tampoco sería esencial. Pero, salvo casos particulares, yo desde luego prefiero no jugármela, sobre todo porque la pérdida de calidad es ínfima. A veces con esto último nos volvemos muy puntillosos y lo principal es lo que quieres decir con tus fotografías. A veces veo retratos en los que falta un poco de nitidez o sobra grano, pero aun así y todo me llegan. Lo importante, a fin de cuentas, es que una china o vete tú a saber qué no arruine tus reportajes.