- Movilidad de sus antorchas.
- Fácil de utilizar.
- Ligero y compacto.
- Construcción con sellado frente a inclemencias.
- Precio.
- Potencia limitada.
Review
1. Introducción
En flashes anulares no hay muchas opciones para Olympus, cuya única alternativa en TTL son las unidades macro de Godox. De modo que tiene una mayor relevancia si cabe el Olympus STF‑8, un producto con doble cabezal independiente, que sigue la línea de los anulares de gama alta.
Su principal rival es el Godox MF12. De hecho, es un duro competidor, pero no solo para Olympus, sino también para Canon y Nikon. El MF12 admite hasta 6 antorchas sin conexión por cable, se alimenta mediante una batería de litio y es más económico. La diferencia de precio, sin embargo, no es desorbitada, ya que necesitas adquirir alguno de los transmisores con radiofrecuencia de Godox para poder utilizarlo.
Puedes elegir entre las prestaciones que te da el MF12 o apostar por la garantía que supone comprar un flash de la misma marca de tu cámara.
2. Potencia y cabezal
Tratándose de un producto de tanta calidad, echo en falta un poco más de potencia. Su número de guía es de 8,5, a ISO 100. El fabricante, asimismo, da un número de guía de 6 con un solo cabezal, debido a que, como era de esperar, las antorchas se pueden activar de forma independiente. Entre ellas es posible establecer relaciones de intensidad de 1:8 a 8:1.
Los cabezales están unidos por cable a la unidad de control. Cuentan con la posibilidad de una rotación completa de 360 grados en torno al anillo de montaje. Cada uno, además, gira 60 grados hacia arriba y 40 hacia abajo, y proporciona un ángulo de disparo de 60 grados en vertical y de 72 en horizontal. Su versatilidad es máxima, puesto que también incluyen una entrada para trípode y pueden colocarse fuera del anillo de montaje.
3. Modos de configuración
El Olympus STF‑8 funciona en TTL y manual. En este último modo entrega un intervalo de 1/1 a 1/128, regulable en pasos completos desde la unidad de control y de una forma más precisa, con ajustes finos de 1/3, desde el menú de la cámara.
El flash puede disponerse como maestro óptico, ya que integra el sistema de comunicación infrarroja RC de Olympus. Incorpora 4 grupos y 4 canales.
4. Diseño y construcción
La unidad de control no tiene pantalla. Está formada por dos diales, uno para seleccionar el modo de funcionamiento y otro para establecer ratios de potencia. Asimismo, cuenta con un botón ON/OFF y dos indicadores luminosos, uno de carga y el otro de encendido.
Una pantalla siempre tiene sus ventajas. Por ejemplo, muchas de ellas te informan del nivel de carga de las pilas. Pero hay que reconocer que, en este caso, el manejo es realmente fácil y rápido, porque con solo dos diales lo regulas todo.
La construcción es resistente al polvo, las salpicaduras e incluso a la congelación. Esta última es una característica inusual, mediante la que el fabricante busca posibilitar su uso en condiciones climatológicas adversas. No es el único detalle interesante. Incorpora, además, un sistema de palanca de bloqueo para el ajuste de la zapata del controlador a la cámara. Este mecanismo es mucho más eficiente que una rueda y, aunque es lo que se espera de una marca como Olympus, no deja de ser algo destacado. El producto tampoco está nada mal en cuanto a peso, que es bastante ligero, y dimensiones.
5. Reciclado y autonomía
Se alimenta con 4 pilas AA, que van en un compartimento situado en uno de los laterales de la unidad de control. El tiempo de reciclado es de unos 4 segundos con alcalinas, tras un disparo al máximo de potencia. Según los datos que ofrece el fabricante, la autonomía es de 480 disparos con alcalinas y sube de forma considerable con las NiMH, hasta 1.330 disparos.
En cualquier flash se nota la diferencia de rendimiento entre alcalinas y recargables. Yo siempre uso estas últimas, salvo en casos muy puntuales. Especialmente las Eneloop te ayudan a optimizar mucho la velocidad de reciclaje y la autonomía.
6. Funciones adicionales
Este modelo es compatible con la función de apilado de enfoque y el horquillado. Por contra, no admite el Super FP de Olympus, de modo que no sincroniza a alta velocidad. El tiempo de destello es de 1/1.000 segundos.
7. Accesorios
Viene con una muy buena funda con cremallera, dos difusores y dos anillos adaptadores (46 y 62 mm). No hubiese estado de más que incluyera arandelas adaptadoras de más diámetros. Si te cuadran con el objetivo que vas a utilizar tienes suficiente, pero solo dos me parecen pocas.
En la caja trae un manual no muy extenso, pero bastante claro, traducido al español. De esto último deberían tomar nota los fabricantes chinos.
Características
- Dimensiones (unidad de control): 6,6 x 5,9 x 6,8 cm.
- Dimensiones (cabezal): 4,5 x 3,9 x 4,2 cm.
- Peso (sin anillo ni juntas): 283 g.
- Número de guía: 8,5.
- Modos: manual y TTL.
- Sistema inalámbrico: óptico.
- Tiempo de reciclado: 4 segundos, con cuatro pilas alcalinas.
- Sincronización a alta velocidad: no.
Compatibilidades
Es compatible en TTL con cámaras de Olympus.
Opinión final

Como comentaba en la introducción, el Godox MF12 es una alternativa sólida. El punto fuerte del STF‑8 en comparación con el Godox está en su calidad constructiva, que siempre es mayor en los productos de primeras marcas. Esto repercute en un precio de venta más alto, que es la principal desventaja de este Olympus. Este es el inconveniente que también tienen los anulares de Canon y Nikon. Otro aspecto mejorable del STF‑8 es su potencia, que no está a la altura del resto de características.
Entre las principales ventajas del flash figuran su construcción resistente frente a inclemencias meteorológicas, la sencillez de su panel de control y su composición con doble cabezal independiente. Este es el diseño óptimo para un anular, debido a la versatilidad que te da para regular la luz y las sombras contar con un rango de movimientos tan amplio. Este modelo, además, destaca por una estimable compacidad y por su ligereza.