- Nitidez.
- Luminosidad.
- Construcción y sellado climático.
- Control de las aberraciones.
- Precio.
Review
1. Introducción
El Canon EF 16-35 mm f/2.8L III es un objetivo profesional, que ofrece una excelente calidad de imagen. Esta tercera versión tiene una óptica mejorada con respecto a la anterior y es más luminosa que el EF 16-35mm f/4L IS, aunque no está estabilizada. También es más cara, de echo ese es su principal inconveniente. Hay que decir, eso sí, que vale lo que cuesta como vas a ir comprobando en este análisis, pero no está al alcance de todos los bolsillos.
2. Distancia focal
En el extremo corto es un súper gran angular con unos 108 grados de ángulo de visión. Su focal equivale en APS-C a un intervalo de 25,6 a 56 mm, con la aplicación del factor de recorte. Se trata de una lente adecuada para fotografía de arquitectura, paisajes, retratos, fotoperiodismo y reportajes sociales como bodas.
3. Diafragma y estabilizador de imagen
Uno de los puntos fuertes del producto está en la gran luminosidad que aporta. Su apertura máxima de f/2.8 es constante en todo el rango de distancias. Con esa luminosidad da un gran rendimiento en entornos con poca luz, ya sea en interiores o en escenas nocturnas, pese a no integrar un estabilizador de imagen.
El diafragma está conformado por 9 hojas de apertura circular. Cuenta con el mismo número de láminas que el EF 16-35mm f/4L IS, pero proporciona más posibilidades a la hora de obtener un buen desenfoque por su apertura de f/2.8 frente a f/4. El bokeh no es un aspecto relevante cuando se utiliza como ultra gran angular, por ejemplo, para fotografías de paisajes. Sin embargo, cobra importancia al acercarse a 35 mm y con poca profundidad de campo. Ahí el bokeh me resulta más que satisfactorio.
4. Diseño y construcción
El anillo de zoom y el de enfoque presentan una buena anchura que facilita su manejo. El anillo de enfoque, situado más hacia el interior, tiene un estriado ligeramente más grueso. En la zona intermedia se ubican el selector del tipo de enfoque y un cuadro informativo de la distancia de enfoque.
La construcción es de primerísimo nivel. Está a la altura de lo que esperas de un modelo de la serie L. El objetivo está sellado frente al polvo y la humedad. Además, dispone de un revestimiento de flúor en el frontal y en la parte trasera, que reduce la adherencia sobre la superficie de las partículas de polvo y las gotas de agua, facilitando la limpieza.
La calidad repercute en el peso y eso se nota en este dispositivo, que se aproxima a los 800 gramos. El peso aumentó con respecto a la versión II y supera en más de 175 gramos al EF 16-35mm f/4L IS USM. Es igualmente un poco más voluminoso que este último.
El diámetro de los filtros que se le incorporen debe ser de 82 mm. Como era de esperar, el enfoque es interno, sin giros en el elemento frontal que impidan el uso de polarizadores o filtros de densidad neutra.
5. Enfoque
El motor de enfoque es un USM de anillo, el mecanismo que Canon integra en sus mejores lentes. Eso lo dice todo sobre su rendimiento. Es muy rápido y preciso, aparte de lo suficientemente silencioso para la grabación de vídeos. Comentar, asimismo, que es posible enfocar en manual en cualquier momento, aunque esté seleccionado el AF.
Este producto no está destinado a la fotografía macro. Su ampliación máxima es de 0,25 a 35 mm y enfoca a un mínimo de 28 centímetros.
6. Calidad gráfica
La óptica está estructurada mediante 16 elementos en 11 grupos. Es efectiva a la hora de hacer frente al velo óptico y las luces parásitas, gracias a sus revestimientos ASC y de sublongitud de onda.
6.1 Nitidez
La nitidez me sorprende gratamente con el diafragma abierto del todo, aunque no me esperaba mucho menos de un objetivo de este nivel. A 16 mm va muy bien en el centro y en los bordes. La nitidez apenas aumenta al cerrar un paso el diafragma, pues hay poco margen de mejora, mientras que la difracción no se nota hasta f/22 y ni de lejos repercute negativamente en la nitidez de una forma tan dramática como en otros modelos. En el extremo largo y a f/2.8 el rendimiento también es bueno, pero no tanto como en 16 mm, principalmente en los laterales de la imagen, que son algo suaves. En esta focal el resultado sí que mejora al cerrar un paso.
6.2 Distorsión
La distorsión de barril es evidente a 16 mm. Tras equilibrarse a 24 mm, se produce una distorsión de acerico a 35 mm, si bien es difícilmente perceptible, a no ser que fotografíes una pared de ladrillo. Este efecto se puede corregir con la aplicación del perfil de la lente durante el procesado digital.
6.3 Viñeteado
Se produce un fuerte viñeteado a 16 mm y f/2.8. En esa distancia baja bastante a f/5.6, aunque continúa habiendo caída de luz en las esquinas. El viñeteado no solo depende de la apertura, sino de la focal. Aunque es acusado en el extremo corto a f/2.8, va disminuyendo a medida que aumenta la distancia focal. La reducción es considerable a 35 mm, en relación con el viñeteado existente a 16 mm. En retratos este efecto ayuda a focalizar la atención, pero si no te gusta es posible eliminarlo fácilmente en la edición de la imagen.
6.4 Aberraciones
En Canon han hilado muy fino a la hora de corregir las aberraciones, tanto las longitudinales como las transversales. Si aparecen, son realmente mínimas. Este fue un punto que igualmente destacamos al analizar el EF 16-35mm f/4L IS.
7. Accesorios
Viene con una bolsa no acolchada para su almacenamiento y con el parasol, EW-88D, que muestra la siguiente imagen.
Características
- Dimensiones: 8,8 x 12,7 cm.
- Diámetro de filtro: 82 mm.
- Peso: 790 g.
- Distancia focal: 16-35 mm.
- Apertura máxima: f/2.8.
- Apertura mínima: f/22.
- Láminas del diafragma: 9.
- Estabilizador de imagen: no.
- Construcción del objetivo (elementos/grupos): 16/11.
- Ángulo de visión (horizontal, vertical, diagonal): 98’–54°, 74°10′-38°, 108°10′-63°.
- Motor para el autoenfoque: Ring USM.
- Distancia mínima de enfoque: 0,28 m.
- Ampliación máxima: 0,25 x.
Compatibilidades
Es compatible con cámaras Canon full frame y con las que tienen sensores APS-C.
Opinión final

Canon ofrece una buena variedad de productos y, aunque esto sea algo positivo, conlleva una dificultad a la hora de tomar una decisión. En este caso la duda está entre este modelo y el EF 16-35mm f/4L IS, que es más económico e incorpora un estabilizador, por lo que resulta más adecuado para fotografiar imágenes en movimiento. Con el Canon EF 16-35 mm f/2.8L III tienes una mayor luminosidad y la posibilidad de fotografiar con poca profundidad de campo y, de paso, obtener un mejor bokeh. En su precio está su inconveniente, porque este tipo de objetivos no son precisamente baratos.
Entre los aspectos más destacados de la lente figuran la luminosidad que le depara su apertura constante a f/2.8, su control de las aberraciones cromáticas y su robusta construcción, con sellado frente a inclemencias. Y, por supuesto, destaca por su nitidez, también a f/2.8, especialmente a 16 mm.