- Diseño.
- Peso y compacidad.
- Modo de funcionamiento automático.
- Fácil de manejar.
- Velocidad de reciclado.
Review
1. Introducción
Godox no deja de innovar y recientemente ha lanzado una nueva línea de flashes de estilo vintage. Se trata de la serie Lux Retro, que actualmente completa el precioso Lux Senior. El Lux Junior es más sencillo y económico. Me recuerda al antiguo Metz con el que trabajaba mi padre, aunque este es bastante más compacto. Resulta ideal para cámaras pequeñas, como las evil, o cuando no quieres añadir mucho peso a tu cámara.
Lo vintage está de moda y también está llegado al ámbito de la fotografía. Hace unos años, la desaparecida Metz lanzó un modelo de estilo retro: el Mecablitz M400. Igualmente Fijifilm se animó con el EF-X500. Ambos tenían un aspecto clásico, pero utilizaban modernos paneles de control. En la serie Lux Retro el diseño es más puro, ya que cada detalle va en sintonía con el conjunto.
El Lux Junior es una buena opción si priorizas más el diseño que las prestaciones y buscas un flash para divertirte, de tamaño reducido. Si lo que necesitas son unas mayores funcionalidades, en Godox, sin ir más lejos, hay alternativas como el TT350.
2. Potencia y cabezal
El número de guía es de 12, a ISO 100. Proporciona una potencia algo superior que la del flash integrado de una cámara media. Con respecto a este tipo de iluminación presenta varias ventajas. Una de ellas es que el cabezal tiene una superficie más ancha, mediante la que aporta una mejor difusión de la luz. Además, cuenta con varios controles para su regulación y funciona en modo esclavo, como explico más abajo.
Con esta intensidad de salida, el Lux Junior sirve básicamente para la fotografía de retratos y de objetos cercanos. Asimismo, es adecuado para aportar luz de relleno en determinados entornos.
La focal está fija a 28 mm y el cabezal no gira. Debido a su diseño, no trae el típico panel difusor integrado para restar suavidad. Tampoco he visto que se venda a parte algún difusor de plástico.
3. Modos de configuración
Funciona en manual y automático. En el primer modo tienes 7 niveles de potencia, de 1/1 a 1/64. Si prefieres rapidez o no quieres complicarte, puedes disparar en automático. Ten en cuenta que esta configuración no realiza una medición TTL, ya que en la zapata solo hay un pin. Es un modo automático al estilo del integrado por los flashes antiguos, que utiliza un valor predeterminado de f/2.8 e ISO 100.
En automático ofrece un satisfactorio rendimiento, aunque, a veces, las exposiciones no sean correctas al 100 %, algo que también sucede en TTL. Aquí no puedes compensar la medición, pero siempre tienes la opción de disparar en manual para sacar el máximo partido del flash. Es lo que he hecho en la siguiente prueba, con la colaboración del Capitán Pompón de Mascotas, cortesía de mi hija. En manual, a 1/32, obtenía un poco más de luz que en automático, sin sobreexponer la imagen.
Si alternas manual y automático, mucho mejor. Lo bueno es que en las cámaras digitales ves los resultados inmediatamente y puedes ir haciendo correcciones.
Como comentaba en el punto anterior, este Godox trabaja como esclavo. Integra los típicos modos ópticos S1 y S2. El segundo es el adecuado cuando se configura el maestro en TTL, puesto que ignora los predestellos de este tipo de medición y se activa en el momento adecuado.
4. Diseño y construcción
El panel de control consta de un botón giratorio de apagado y encendido (con los modos manual y auto), un amplio dial, un botón lateral para activar alguno de los esclavos ópticos y el interruptor disparo de prueba. Este último es también un indicador luminoso de estado. Parpadea rápidamente cuando la temperatura del dispositivo está alta.
Lo único que tiene una cierta complejidad es el dial, que consta de una doble rueda. La exterior sirve para la regulación de la potencia manual, mientras que la interior está diseñada a la vieja usanza. Su diseño me ha sorprendido e incluso me ha dejado descolocado, en un primer momento. Es irónico que lo antiguo sea nuevo para muchos de los que utilizamos este producto. En realidad, solo es un dial de asistencia, que muestra la apertura, la distancia y el ISO para ayudarte con los ajustes de la cámara y del flash. Aunque lo gires, no cambia la exposición de salida.
Al tener pocos mandos, el manejo es sencillo. Además, en caso de que no quieras complicarte con el modo manual, activas el automático y te dedicas exclusivamente a disparar.
El peso es de solo 130 gramos, sin pilas, y el tamaño es igualmente mínimo. Lo puedes llevar en el bolsillo de la chaqueta o en una mochila pequeña para la cámara y el flash. Cuando vas de viaje se agradece no ir cargado con los pesados equipos que solemos tener los fotógrafos.
Su aspecto rinde tributo a la estética clásica, con detalles como la rugosidad de la parte superior o la combinación de acabados en negro y plata. Está bien construido, aunque preferiría que la tapa del compartimento de las pilas quedase unida al dispositivo. La zapata es de metal y cuenta con una rueda de ajuste, el mecanismo que tenían los flashes de hace décadas y que aún muchos siguen utilizando. Si te fijas en la última imagen de abajo, verás que en uno de los laterales hay un puerto de sincronización.
5. Reciclado y autonomía
Se alimenta con dos pilas pequeñas AAA o su equivalente en Ni-MH. El fabricante no proporciona el dato de la velocidad de reciclado. En una prueba he medido 4,5 segundos, tras disparo al máximo de potencia, con unas alcalinas nuevas de ninguna marca conocida. Mi medición no es un test de laboratorio, pero sirve como referencia.
Los flashes más pequeños siempre tienen dos pilas, en vez de cuatro, y el rendimiento no puede ser el mismo en cuanto a tiempos de carga y autonomía. No obstante, estos valores siempre mejoran con pilas recargables.
6. Accesorios
Viene bien presentado en una elegante caja negra, que incluye una bolsa para su almacenamiento y un cable de sincronización. El manual de instrucciones está en inglés y chino. Puedes descargártelo en PDF desde la web de Godox.
Características
- Dimensiones: 7,3 x 5,0 x 7,1 cm.
- Peso: 130 g.
- Número de guía: 12.
- Modos: manual y automático.
- Maestro: no.
- Esclavo: óptico.
- Giro: no.
- Zoom: 28 mm.
- Tiempo de reciclado: 4,5 segundos, con dos pilas alcalinas.
- Sincronización a alta velocidad: no.
Compatibilidades
Es compatible con cámaras con zapata universal, de Canon, Nikon, Sony, Olympus, Panasonic, Leica o Fujifilm, entre otras marcas.
Opinión final

El producto se vende a un precio razonable, aunque más que por prestaciones se paga por el diseño y por la diversión de tener un flash vintage. Para un rendimiento más alto tienes otras opciones en Godox, como el comentado TT350 o el TT685II, si necesitas unas prestaciones aún mayores.
La antorcha y la focal del Lux Junior son fijas, aunque no diría que se trate de desventajas, porque son características propias de un modelo compacto de nivel básico. Igualmente lo es su velocidad de reciclaje, su aspecto más mejorable. Se nota que solo utiliza dos pilas.
Entre sus puntos fuertes sobresale, obviamente, su agradable diseño, que recuerda a los flashes clásicos, con todo lujo de detalles e incluso un dial de la vieja escuela. Pero no es su única ventaja, porque también destaca por una compacidad difícilmente igualable, su ligero peso de solo 130 gramos y por su modo automático, que simplifica aún más un manejo ya de por sí sencillo.